Por qué te cansas tanto jugando al pádel (y cómo dejar de parecer que sales de una maratón)
Si alguna vez terminaste un partido de pádel con las piernas temblando, el pulso disparado y la sensación de que tu compañero debería haberte dado un respirador en vez de una pala… tranquilo: no estás solo.
El pádel es un deporte engañón: parece ligero y social, pero combina explosividad, reflejos, estrategia y mucha más demanda física de lo que parece a simple vista.
Veamos por qué ocurre —y, sobre todo, qué puedes hacer para mejorar.
🔬 1. El pádel exige más de lo que aparenta
A diferencia del tenis o del running, en el pádel casi todo el esfuerzo es intermitente y explosivo. En un punto puedes estar prácticamente parado… y en el siguiente, hacer tres sprints de 3 metros, girarte, saltar y rematar.
Tu cuerpo pasa constantemente del reposo a la máxima intensidad, lo que dispara la frecuencia cardiaca y el consumo de oxígeno.
👉 Es decir: no es que estés en baja forma, es que el pádel es un deporte tipo “HIIT” camuflado bajo risas y pelotitas.
💨 2. Falta de base aeróbica (sí, también cuenta)
Muchos jugadores solo practican pádel como actividad física. El problema es que el cuerpo necesita una base de resistencia cardiovascular para sostener esfuerzos explosivos repetidos.
Sin esa base, te “ahogas” antes de tiempo y recuperas peor entre puntos.

💡 Solución:
Dedica 1 o 2 días por semana a entrenamientos aeróbicos suaves: correr 30 min a ritmo moderado, andar rápido, o incluso bicicleta. No necesitas convertirte en maratonista; solo darle a tu corazón algo de fondo.
🦵 3. Tu musculatura está pidiendo auxilio
El pádel exige movimientos muy específicos: frenadas, giros, cambios de dirección, pequeños saltos… y eso castiga especialmente glúteos, cuádriceps, isquios y gemelos.
Si no fortaleces esos músculos, se fatigan enseguida y el resto del cuerpo intenta compensar (spoiler: no lo consigue).
💡 Solución:
Incluye trabajo de fuerza 2 veces por semana. Sentadillas, zancadas, planchas, y ejercicios de core son tus nuevos aliados.
Además de mejorar tu potencia, te protegerán de lesiones comunes como sobrecargas o tendinitis.
🥵 4. La técnica y la colocación también influyen
Una mala posición en pista o golpes forzados te hacen gastar energía extra.
El jugador que se coloca bien y anticipa no solo parece más hábil, sino que se cansa mucho menos: se mueve menos, pero mejor.
💡 Solución:
Practica la lectura del juego y la colocación. Una hora de clases tácticas puede ahorrarte litros de sudor.
🥗 5. La gasolina y el descanso
No todo es entrenamiento: sin una buena alimentación e hidratación, tu rendimiento cae en picado.
Muchos jugadores llegan a la pista con el estómago vacío o después de un café y una galleta. Mala idea.
Y no hablemos de los que duermen 5 horas porque “total, solo es un partido con los amigos”.
💡 Solución:
Come algo ligero pero energético 1-2h antes (fruta, avena, yogur, frutos secos).
Hidrátate antes, durante y después.
Y duerme al menos 7 horas: tu cuerpo no se recupera por arte de magia.
💪 En resumen
Si te cansas jugando al pádel, no es falta de talento, es falta de preparación específica.
Combina entrenamientos de resistencia, fuerza y técnica, aliméntate bien y cuida tu descanso.
En pocas semanas notarás que llegas mejor a la bola, te mueves más rápido y —lo más importante— terminas el partido con energía para la cerveza post-pádel (que también cuenta como parte del ritual deportivo, claro).


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